domingo, 16 de octubre de 2016

LA RUTA DE LOS TEMPLARIOS 2ª PARTE

Amanece en el segundo día de ruta y parece que va a ser muy bueno.

Nos despedimos de Monzón y siguiendo el curso del rio Cinca nos vamos en busca de la primera población templaria de hoy, Chalamera.




Poco antes de llegar al pueblo nos encontramos con el único vestigio templarios que queda de su paso por esta localidad, la Ermita de Santa María de Chalamera, subimos con Flavia una pequeña pero empinada cuesta y ahí está, como si estuviera observando el paso del río a través del valle y esperando nuestra llegada.






Las vistas de la cuenca y la tranquilidad de la zona nos invitan a parar la moto y pasear alrededor de la solemne construcción.


Después de recrearnos un buen rato con el fantástico paisaje que nos brinda las primeras horas de la soleada mañana nos vamos dirección Chalamera y acercándonos al pueblo vemos la montaña que domina la población, donde un día estuvo el castillo pero que ahora no queda resto de él.



Establecidos los templarios en Chalamera reedificaron el castillo visigodo que fue cabecera de su encomienda paralela a la de Monzón
Los templarios resistieron tenazmente en su castillo el vergonzoso sitio a que fueron sometidos tras las calumnias perpetradas por Felipe el Hermoso, rey de Francia y el Papa Clemente V.
Apresados los monjes del de Monzón, solamente quedó Chalamera como último castillo templario, por eso, fue destruido por completo y solo queda, como recuerdo, el monte sobre el que estaba construido.

No me puedo ir de aquí sin ver el rio Cinca de cerca, así que hacemos un trozo de pista para acercarnos a él y descansar un poco antes de seguir hacia Alcañiz, nuestro próximo destino.







Atravesaremos Monegros y el embalse de Mequinenza por Caspe y cuando queremos darnos cuenta, ya estamos subiendo al parador de Alcañiz donde se encuentra su castillo, las vistas  de toda la ciudad desde el alto  atravesada por el río Guadalupe son impresionantes.




Hay pinturas murales templarias en la sala capitular del castillo que fue de los calatravos, que la recibieron en 1179 de manos de Alfonso II. En dichas pinturas se ven templarios en la conquista de Valencia.










Seguimos viaje y atravesamos Calanda, haciendo parada en su pantano para comernos un buen bocata de chorizo que nos hará reponer fuerzas para continuar.





Nuestro siguiente destino será Castellote, una de las principales puertas del Maestrazgo al que no tardamos en llegar. Este pueblo está íntimamente ligado a la Orden del Temple, su castillo enriscado desde el cual se domina la población y un torreón templario reconvertido en centro de interpretación así lo manifiestan.








Aparcamos la moto frente a la torre y nos damos un buen paseo por sus empinadas y empedradas calles.

El castillo, emplazado sobre el soberbio escarpe que domina la población, fue ordenado construir por Alfonso II, sobre una fortaleza reconquistada a los musulmanes por Alfonso I.
Alfonso II encomendó su defensa a los Templarios. Toda la obra parece responder a la época templaria del siglo XIII y es un ejemplo de los castillos levantados por órdenes militares
Aquí resistieron ante las tropas del rey durante un año tras el prendimiento de los templarios en 1308.

Seguimos ruta, atravesando el pantano de Santolea, característico por su bonito color azul turquesa, cuyo territorio fue también fue Templario, aunque ahora se encuentre oculto bajo las aguas.





Muchas veces de camino hacia nuestro próximo destino, nos toparemos con construcciones que nos imponen respeto y admiración, como esta Ermita de San Marcos, también conocida como la catedral de las montañas y sita en el término de Olocao del rey, que nos invitan a detenernos y ponernos a explorar en la soledad que nos regala visitarla entre semana...














En breve estaremos ante las puertas del amurallado pueblo de Mirambel, donde entraremos  con Flavia por sus estrechas calles y aparcaremos al lado de la iglesia para poder reposar un poco igual que lo hizo Jaime I de Aragón antes de iniciar la conquista de Morella, primera población conquistada del Reino de Valencia.























Mirambel fue conquistada a los musulmanes por Alfonso II en 1169 y posteriormente entregada a la orden militar del Santo Redentor, pasando posteriormente a poder de la Orden del Temple.
Fue un lugar donde ya en el Medievo los caballeros templarios dejaron su huella, marca indeleble de un territorio que fuera frontera en tiempos de la Reconquista cristiana con el reino de Valencia.
Alfonso II en 1157 le concedió Fuero Libre. El pueblo contó desde 1234, gracias al maestre de la Orden del Temple con la Carta Puebla.

Visto el pueblo emprendemos ahora la marcha hacia Cantavieja, a la que nos acercamos por una zigzagueante carretera que nos ira guiando hacia el peñasco donde se asienta desde hace siglos.



 La leyenda dice que su castillo lo construyó Aníbal, quien le llamó “Cartago Vetus” Una vez allí dejaremos a Flavia en la plaza y nos dispondremos a recorrerla.

Tras la conquista de estas zonas a los musulmanes, Cantavieja va a ser la cabeza de la Encomienda de la Orden del Temple, además de ejercer como cabeza de las bailías hospitalarias de Aliaga y Castellote.
El 29 de noviembre de 1212 Pedro II de Aragón la entregó a la Orden del Temple y en abril de 1225 el maestre del Temple otorgó Carta de Población a los habitantes de la población. En su castillo establecieron su habitat los templarios, de los que dependieron las propiedades que tenían en La Iglesuela, Villarluengo y Mirambel, que antes pertenecieron a la encomienda de Castellote.











Próximo destino, La Iglesuela del Cid, que como bien dice su nombre, nos anuncia un pasado estrechamente ligado al del Cid Campeador.


Entramos en el pueblo por sus calles que conforman un complejo entramado que recorre un pasado repleto de historia que alcanzó su máximo esplendor en la época romana, de la que se conservan restos arqueológicos a las afueras.









Rodrigo Díaz de Vivar se refugió en esta localidad camino de Valencia y la fortificó. En el siglo XII, la villa se encomienda a los templarios para formar parte de la que fue la Baylía de Cantavieja. La Torre de los nublos es parte superviviente del castillo que construyeron aquí los templarios en el siglo XIII o comienzos del XIV. En concreto es la Torre del Homenaje que está construida con mampostería y sillería y esta rematada con almenas.
Aquí termina otra dura pero bonita jornada y nos toca descansar en alguna posada del lugar, que tenga establo para mi cansada Flavia y una buena cama para este maltrecho caballero.
Mañana continuaremos viaje.....
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